Lecturas diarias: 575z6f
-
Primera Lectura
Eclesiástico 35:12-14, 16-18 g515c
15ni confíes en sacrificios injustos,
porque el Señor es juez, y en Él no cuenta la categoría de las personas,16ni hace acepción de personas contra el pobre,
pero, en cambio, escucha la plegaria del oprimido.17No desestima la súplica del huérfano,
ni de la viuda, cuando se desahoga en lamentos.20El que sirve a Dios será escuchado con benevolencia,
su plegaria subirá hasta las nubes.21La oración del humilde traspasa las nubes,
y hasta que no alcanza su fin no se contenta, ni desiste hasta que el Altísimo la atienda, y haga justicia a los justos dictando sentencia. -
Salmo Responsorial
Salmo 34:2-3, 17-19, 23
2(Alef) Bendigo al Señor en todo tiempo;
su alabanza está en mi boca de continuo.3(Bet) Mi alma se gloría en el Señor;
que lo escuchen los humildes y se alegren.17(Pe) El rostro del Señor está contra los malhechores
para borrar de la tierra su memoria.18(Sade) Claman y el Señor los escucha,
y los libra de todas sus angustias.19(Qof) El Señor está cerca de los contritos de corazón,
y salva a los de espíritu abatido.23El Señor rescata el alma de sus siervos;
cuantos en Él se refugian no serán condenados. -
Segunda Lectura
2 Timoteo 4:6-8, 16-18
6Pues yo estoy a punto de derramar mi sangre en sacrificio, y el momento de mi partida es inminente.7He peleado el noble combate, he alcanzado la meta, he guardado la fe.8Por lo demás, me está reservada la merecida corona que el Señor, el Justo Juez, me entregará aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que han deseado con amor su venida.16Nadie me apoyó en mi primera defensa, sino que todos me abandonaron: ¡que no les sea tenido en cuenta!17Pero el Señor me asistió y me fortaleció para que, por medio de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todos los gentiles. Y fui librado de la boca del león.18El Señor me librará de toda obra mala y me salvará para su reino celestial. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. -
Evangelio
Lucas 18:9-14
9Dijo también esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos teniéndose por justos y despreciaban a los demás:10—Dos hombres subieron al Templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano.11El fariseo, quedándose de pie, oraba para sus adentros: «Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano.12Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo».13Pero el publicano, quedándose lejos, ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Oh Dios, ten compasión de mí, que soy un pecador».14Os digo que éste bajó justificado a su casa, y aquél no. Porque todo el que se ensalza será humillado, y todo el que se humilla será ensalzado.