Lecturas diarias: 575z6f
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Primera Lectura
Jeremías 1:17-19 1l5x6a
17Y tú, te ceñirás la cintura,
te levantarás, y les dirás todo cuanto te ordene. No les temas, no vaya a ser que Yo te haga temerles.18Yo te pongo hoy
como ciudad fortificada, columna de hierro, y muralla de bronce sobre todo el país, frente a los reyes de Judá y a sus autoridades, a sus sacerdotes y al pueblo llano.19Te harán la guerra,
pero no te podrán, porque estoy contigo para librarte —oráculo del Señor—. -
Salmo Responsorial
Salmo 71:1-6, 15, 17
1En Ti, Señor, espero,
no quede yo avergonzado para siempre.2Por tu justicia, ven en mi auxilio, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí y sálvame.3Sé para mí la roca de refugio,
donde acudir de continuo, pues has decretado salvarme, porque Tú eres mi peña, mi fortaleza.4Dios mío, ponme a salvo de la mano del impío,
de la garra del perverso y opresor5Porque Tú eres mi esperanza, Señor, Dios mío,
mi seguridad desde mi niñez.6En Ti me he apoyado desde el seno materno;
desde las entrañas de mi madre Tú eres mi protector. Para Ti mi alabanza continua.15Mi boca proclamará tu justicia,
tu salvación todo el día, aunque no sepa contarlas.17Dios mío, Tú me has instruido desde mi niñez,
y yo he anunciado tus maravillas hasta hoy. -
Evangelio
Marcos 6:17-29
17En efecto, el propio Herodes había mandado apresar a Juan y le había encadenado en la cárcel a causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo; porque se había casado con ella18y Juan le decía a Herodes: «No te es lícito tener a la mujer de tu hermano».19Herodías le odiaba y quería matarlo, pero no podía:20porque Herodes tenía miedo de Juan, ya que se daba cuenta de que era un hombre justo y santo. Y le protegía y al oírlo le entraban muchas dudas; y le escuchaba con gusto.21Cuando llegó un día propicio, en el que Herodes por su cumpleaños dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea,22entró la hija de la propia Herodías, bailó y gustó a Herodes y a los que con él estaban a la mesa. Le dijo el rey a la muchacha:
—Pídeme lo que quieras y te lo daré.23Y le juró varias veces:
—Cualquier cosa que me pidas te daré, aunque sea la mitad de mi reino.24Y, saliendo, le dijo a su madre:
—¿Qué le pido? —La cabeza de Juan el Bautista —contestó ella.25Y al instante, entrando deprisa donde estaba el rey, le pidió:
—Quiero que enseguida me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.26El rey se entristeció, pero por el juramento y por los comensales no quiso contrariarla.27Y enseguida el rey envió a un verdugo con la orden de traer su cabeza. Éste se marchó, lo decapitó en la cárcel28y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha y la muchacha la entregó a su madre.29Cuando se enteraron sus discípulos, vinieron, tomaron su cuerpo muerto y lo pusieron en un sepulcro.