Acción Católica celebra su misión evangelizadora en el Jubileo: “Tenemos el desafío de construir juntos” 535i37

Acción Católica, presente en más de 50 países, es una de las asociaciones laicales más representativas de la Iglesia universal, con una estructura diocesana profundamente integrada en la vida parroquial.

En un contexto global marcado por la fragmentación social, la polarización y el individualismo, Fernández subrayó que el gran reto de los laicos es vivir con coherencia su fe en medio de la vida cotidiana.

“Señor, ¿qué me estás pidiendo hoy?” 3aq59

“El gran desafío es ser capaces de vivir en la cotidianidad del día a día nuestro ser creyente. Con una vida coherente, podemos suscitar en las personas el deseo de encontrarse con el Señor y de vivir una vida plena y feliz”, manifestó.

Para Fernández, la clave está en cultivar una vida interior de discernimiento constante: “Cada día deberíamos preguntarnos: ‘Señor, ¿qué me estás pidiendo hoy?’ En mi trabajo, en mi familia, en mi entorno social. A veces parece poca cosa, pero es ahí donde podemos marcar la diferencia”.

En relación con los desafíos que plantea un mundo, donde proliferan las guerras y la soledad social, Fernández apeló a la vocación comunitaria del cristianismo como testimonio profético: “Hoy más que nunca podemos ser profecía social. Una comunidad que acoge, que cuida, que hace que nadie se sienta solo, es el mejor antídoto contra la fragmentación. Como en los Hechos de los Apóstoles, que puedan decir de nosotros: ‘mirad cómo se aman’”.

Evangelizar, insistió, pasa también por crear puentes y escucharse: “Tenemos el desafío de construir juntos, de escucharnos, de buscar los puntos que nos unen. En este encuentro del Jubileo hay asociaciones muy diferentes, pero todas tenemos algo en común: Jesucristo. Si Él está en el centro de nuestras vidas y de nuestras asociaciones, podremos transformar el mundo”.

La coordinadora del Foro Internacional de Acción Católica aseguró en este sentido que cada bautizado “tiene una aportación única e indispensable”

“Debemos creer que el otro tiene algo bueno que aportarnos, pero también que nuestra propia voz es necesaria para la Iglesia. Debemos creer que si mi voz falta, a la Iglesia le falta algo”, concluyó.