La iglesia de Nuestra Señora de Montserrat en Picaña (Valencia, España) ha tardado 8 meses en poder ser utilizada tras las graves inundaciones del pasado octubre. “La tarea es reconstruir el templo y reconstruirnos a nosotros mismos”, explica el párroco Joaquín Civera a ACI Prensa.
Este domingo, el vicario episcopal, P. Jesús Corbí, presidió la Eucaristía de reapertura de este templo, uno de los más afectados tras la DANA (depresión atmosférica en niveles altos) del pasado 29 de octubre, que arrasó varias localidades del sur de Valencia.
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Aquella tarde del martes, la tragedia se hizo presente en apenas unos minutos: “Hemos pasado de estar 15 minutos antes de celebrar la eucaristía a encontrarnos con una iglesia totalmente destrozada. El agua en la iglesia alcanzó los 3,80 metros”, explica el P. Civera.
Gracias a la ayuda de los voluntarios, pudieron comenzar a celebrar los sacramentos apenas cuatro días después de que la catástrofe azotara a los vecinos de Picaña, donde hubo 11 muertos y cientos de casas destrozadas por el agua y el barro: “La DANA fue un martes y el sábado celebramos ya en la iglesia con las luces del móvil solamente”, detalló el presbítero.

Sin embargo, a la ruina física de las paredes, las imágenes, el retablo, etc., y a la espiritual —“hasta el Santísimo se corrompió”— se sumó la aparición de un hongo muy nocivo que obligó al párroco y a los feligreses a utilizar un local cultural cedido por el ayuntamiento durante casi ocho meses.