El Papa Francisco, que sigue convaleciente y recuperándose de la neumonía pulmonar, se trasladó a la cárcel Regina Coeli de Roma durante la tarde del Jueves Santo para reunirse con 70 detenidos en un nuevo gesto de cercanía hacia ellos al comenzar el Triduo Pascual.
Durante el encuentro, según informó la Oficina de Prensa del Vaticano, el Pontífice explicó el motivo simbólico de su visita, vinculada al Jueves Santo y al tradicional gesto del lavatorio de los pies: “Me gusta hacer cada año lo que hizo Jesús el Jueves Santo, el lavatorio de los pies, en la cárcel”, dijo.
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A continuación, itió sus limitaciones físicas, tras pasar 38 días ingresado en el Hospital Policlínico Gemelli de Roma con una infección respiratoria que puso en peligro su vida en dos ocasiones: “Este año no puedo hacerlo, pero sí puedo y quiero estar cerca de vosotros. Rezo por vosotros y por vuestras familias”.
Tras un momento de oración, el Papa Francisco saludó personalmente uno a uno a todos los detenidos. Después se dirigió a los presentes "para rezar juntos el Padrenuestro e impartir su bendición".
El Pontífice llegó a la prisión, situada cerca del Vaticano y, por tanto, en el corazón de la ciudad, en torno a las 14:54 (hora local) donde fue recibido por la directora, Claudia Clementi, además del personal penitenciario. Fue una visita fugaz que se extendió tan solo durante unos 30 minutos.
“Está entrando en la rotonda principal, donde mantendrá un encuentro con unos 70 reclusos”, informó la Oficina de Prensa del Vaticano en un escueto comunicado a través de Telegram.