Por
Julieta Villar
9 de febrero de 2025
11:59 a. m.
Feb. 9, 2025
11:59 a. m.
En el marco de la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, que se conmemora cada 8 de febrero, el Arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina), Mons. Jorge Lozano, expuso con preocupación la realidad de quienes, en busca de mejores oportunidades, son captados por redes mafiosas, y llamó a un mayor compromiso por erradicar este flagelo.
Con una columna titulada “El secuestro de los invisibles” y publicada en el diario argentino La Nación, el prelado expresó: “He visto filas de más de 200 personas esperando hacer una entrevista y entregar currículums para tres puestos de trabajo que se ofrecen”.
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“Este deseo, por momentos desesperado, es aprovechado por redes mafiosas”; denunció. “Se presentan disfrazados de buenas personas que prometen estudiar o trabajar en otra provincia o Estado, dibujando una realidad que nunca llegará”, describió.
“Enseguida la promesa de estudio y trabajo es reemplazada por las cadenas de reducción a servidumbre o trabajo esclavo, prostitución infantil y adolescente, pornografía, tráfico de órganos. Pueden llegar a ser ofrecidas como mercancía en las rutas, los hoteles de lujo, dedicados a la mendicidad en las calles o medios de transporte”, enumeró.
“Los tienen muy bien controlados con amenazas de matar a alguien de la familia si se llegan a escapar. Y cuando no alcanza con el engaño acuden al secuestro al voleo a la salida de la escuela, la universidad, el boliche. Aparecen en las noticias por un tiempo, y después se vuelven invisibles, descartables”, lamentó Mons. Lozano.
Las mismas mafias, advirtió, “también manejan la ilegalidad de las armas y las drogas”, acción criminal “favorecida por un modelo económico de explotación y opresión, donde la ‘igualdad de oportunidades’ es solamente aplicable a unos pocos” y la gran mayoría de las víctimas son mujeres: niñas, adolescentes, jóvenes.
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En ese sentido, el arzobispo planteó la necesidad de “una voz profética que denuncie estos atropellos” y que pueda, a su vez “unir la cercanía y acompañamiento a las víctimas —muy pocas— que logran escapar del infierno”.
Replicando la postura del Papa Francisco sobre el tema, Mons. Lozano afirmó: “Son organizaciones criminales que lucran con esto, esclavizando a hombres, mujeres y niños, laboral y sexualmente, para el comercio de órganos, para hacerlos mendigar o delinquir”.
En ese marco, exhortó a prestar atención “a los gritos silenciosos que, desde la oscuridad invadida por el hedor rancio de tabaco, drogas y alcohol, claman justicia, libertad y dignidad”.
“No tenemos que dar espacio a la indiferencia que invisibiliza, ni a la anestesia que no sufre como propio el dolor de hermanas y hermanos”, instó.
Asimismo, expuso la obligación de los Estados de “cuidar a toda la ciudadanía, así como promover la verdad y la justicia”, al tiempo que lamentó la “falta de decisión política para ir a fondo”.
“Quienes tienen el poder miran para otro lado”, denunció, “y muchos han sido alcanzados por la corrupción o amedrentados con violencia”, lamentó.
“Los mafiosos amenazan, extorsionan, matan sin reparos. Son animales salvajes con manos manchadas de sangre y corazones resecos. Actúan como si fueran buenos padres y madres de familia, y ocultan estas actividades criminales”, sostuvo.
Como pastor de la Iglesia Católica, Mons. Lozano recordó que “es nuestra vocación y misión acoger a las familias que viven con angustia la falta de información acerca de su hija, hermana, nieta”, cuya carga “se vuelve insoportable debido al ocultamiento y la inoperancia sostenidos por la impunidad y la corrupción”.
En su mensaje, llamó al compromiso de “luchar para construir una sociedad en la cual cada persona sea respetada en sus derechos y dignidad”.
En Argentina, entre 2021 y 2024, la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) recibió un total de 5.776 denuncias a través de la Línea 145, según el Ministerio Público Fiscal.
Desde la entrada en vigencia la Ley de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas, en abril de 2008, se iniciaron más de 3.700 investigaciones preliminares (a razón de 221 por año) y se trabajó, además, en más de 16.600 denuncias recibidas a través de la línea 145, indica el portal de dicho Ministerio.
Desde entonces, se lograron 490 sentencias condenatorias, en las que fueron condenadas 976 personas que perjudicaron al menos a 2305 víctimas, un 78,6% de ellas, mujeres.
De las 490 sentencias, el 74,3% fueron por explotación sexual y el 24,5% por explotación laboral. El 1,2% restante fue por otra finalidad de explotación.
Julieta Villar
Soy periodista, licenciada en comunicación por la Universidad Nacional de La Matanza en Argentina. Tengo experiencia laboral en organizaciones no gubernamentales. Desde 2016 me dedico al periodismo católico, primero en la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA) y, desde 2022, como corresponsal de ACI Prensa para Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia.