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Feria 1g593z

agosto 7, 2025 i814

Color: Verde 264qd

Lecturas diarias: 575z6f

  • Primera Lectura

    Números 20:1-13 4f3c

    1Toda la comunidad de los hijos de Israel llegó al desierto de Sin en el mes primero, y el pueblo se estableció en Cadés. Allí murió María y allí fue sepultada.
    2La comunidad no tenía agua, y se reunieron contra Moisés y contra Aarón;
    3se rebeló el pueblo contra Moisés diciendo:
    —¡Ojalá hubiéramos perecido cuando nuestros hermanos perecieron ante el Señor!
    4¿Por qué habéis traído a la asamblea del Señor a este desierto, para que en él muramos nosotros y nuestro ganado?
    5¿Por qué nos habéis hecho subir desde Egipto para traernos a un lugar tan malo como éste? ¡No es un sitio de siembra, ni de higueras, ni de vides ni de granados; ni siquiera hay agua para beber!
    6Moisés y Aarón, apartándose de la asamblea, fueron a la entrada de la Tienda de la Reunión, cayeron sobre sus rostros, y se les manifestó la gloria del Señor.
    7El Señor habló a Moisés diciendo:
    8—Toma la vara y reúne a la comunidad, junto con Aarón, tu hermano. Hablaréis a la roca a la vista de ellos, y dará su agua. Harás manar para ellos agua de la roca y darás de beber a la comunidad y a su ganado.
    9Y sacó Moisés la vara de delante del Señor, como él lo había mandado.
    10Moisés y Aarón reunieron a la asamblea delante de la roca, y les dijeron:
    —Escuchad, rebeldes: ¿acaso podemos hacer manar agua de esta roca para vosotros?
    11Moisés levantó su mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y manó agua en abundancia; y bebió la comunidad y su ganado.
    12El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
    —Puesto que no habéis creído en mí y no me habéis santificado a los ojos de los hijos de Israel, por eso no haréis entrar a esta asamblea en la tierra que les he dado.
    13Éstas son las aguas de Meribá, donde los hijos de Israel se rebelaron contra el Señor, y Él mostró su santidad ante ellos.
  • Salmo Responsorial

    Salmo 95:1-2, 6-9

    1¡Venid!, cantemos jubilosos al Señor,
    aclamemos a la Roca de nuestra salvación.
    2Vayamos a su presencia con acción de gracias,
    aclamémosle con salmos.
    6Venid, adoremos y postrémonos,
    pongámonos de hinojos ante el Señor, nuestro Hacedor.
    7Pues Él es nuestro Dios,
    y nosotros el pueblo que Él apacienta, las ovejas que Él cuida. ¡Ojalá escuchéis hoy su voz!
    8No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá,
    como el día de Masá, en el desierto,
    9donde me tentaron vuestros padres,
    me pusieron a prueba, aunque habían visto mis obras.
  • Evangelio

    Mateo 16:13-23

    13Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, comenzó a preguntar a sus discípulos:
    —¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
    14Ellos respondieron:
    —Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o alguno de los profetas.
    15Él les dijo:
    —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
    16Respondió Simón Pedro:
    —Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.
    17Jesús le respondió:
    —Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
    18Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
    19Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos.
    20Entonces ordenó a los discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.
    21Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y padecer mucho por causa de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día.
    22Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle diciendo:
    —¡Dios te libre, Señor! De ningún modo te ocurrirá eso.
    23Pero él se volvió hacia Pedro y le dijo:
    —¡Apártate de mí, Satanás! Eres escándalo para mí, porque no sientes las cosas de Dios sino las de los hombres.

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