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San Carlos Lwanga y Compañeros, Mártires (Memoria) 6r1m17

junio 3, 2025 6w5m5d

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Lecturas diarias: 575z6f

  • Primera Lectura

    Hechos 20:17-27 4m2i6d

    17Desde Mileto envió un mensaje a Éfeso y convocó a los presbíteros de la iglesia.
    18Cuando llegaron les dijo:
    —Vosotros sabéis cómo me he comportado en vuestra compañía desde el primer día que entré en Asia,
    19sirviendo al Señor con toda humildad y lágrimas en medio de las dificultades que me han venido por las insidias de los judíos;
    20cómo no dejé de hacer nada de cuanto podía aprovecharos —al predicaros y al enseñaros, en público y en vuestras casas—,
    21cuando anunciaba a judíos y griegos la conversión a Dios y la fe en nuestro Señor Jesús.
    22Ahora, encadenado por el Espíritu, me dirijo a Jerusalén, sin saber qué me pasará allí,
    23excepto que por todas las ciudades el Espíritu Santo testimonia en mi interior para decirme que me esperan cadenas y tribulaciones.
    24Pero en nada estimo mi vida, con tal de consumar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús de dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.
    25Sé ahora que ninguno de vosotros, entre quienes pasé predicando el Reino, volverá a ver mi rostro.
    26Por eso, en este día doy testimonio de que estoy libre de culpa de la sangre de todos,
    27pues no dejé de anunciaros todos los designios de Dios.
  • Salmo Responsorial

    Salmo 68:10-11, 20-21

    10Derramaste una lluvia copiosa, oh Dios,
    reconfortaste tu heredad extenuada.
    11Tu grey habitó en la heredad
    que, en tu bondad, oh Dios, preparaste al pobre.
    20¡Bendito sea el Señor, día tras día!
    Él lleva nuestras cargas, es el Dios de nuestra salvación.
    21Dios es para nosotros el Dios que salva,
    y al Señor, nuestro Dios, debemos el escapar de la muerte.
  • Evangelio

    Juan 17:1-11

    1Jesús, después de pronunciar estas palabras, elevó sus ojos al cielo y dijo:
    —Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique;
    2ya que le diste potestad sobre toda carne, que él dé vida eterna a todos los que Tú le has dado.
    3Ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú has enviado.
    4Yo te he glorificado en la tierra: he terminado la obra que Tú me has encomendado que hiciera.
    5Ahora, Padre, glorifícame Tú a tu lado con la gloria que tuve junto a Ti antes de que el mundo existiera.
    6»He manifestado tu nombre a los que me diste del mundo. Tuyos eran, Tú me los confiaste y ellos han guardado tu palabra.
    7Ahora han conocido que todo lo que me has dado proviene de Ti,
    8porque las palabras que me diste se las he dado, y ellos las han recibido y han conocido verdaderamente que yo salí de Ti, y han creído que Tú me enviaste.
    9Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo sino por los que me has dado, porque son tuyos.
    10Todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío, y he sido glorificado en ellos.
    11»Ya no estoy en el mundo, pero ellos están en el mundo y yo voy a Ti. Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que sean uno como nosotros.
  • Primera Lectura

    2 Macabeos 7:1-2, 9-14

    1Sucedió asimismo que siete hermanos, que habían sido detenidos con su madre, eran obligados por el rey a comer carne de cerdo prohibida, flagelándoles con látigos y vergajos.
    2Uno de ellos, haciendo de portavoz, habló así:
    —¿Qué quieres preguntarnos o saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que transgredir las leyes de nuestros padres.
    9Estando en el último suspiro dijo:
    —Tú, malvado, nos borras de la vida presente, pero el rey del mundo nos resucitará a una vida nueva y eterna a quienes hemos muerto por sus leyes.
    10Después de éste comenzó a ser torturado el tercero, y, cuando se lo mandaron, sacó inmediatamente la lengua y extendió voluntariamente las manos.
    11Y dijo con dignidad:
    —De Dios he recibido estos , y, por sus leyes, los desprecio; pero espero obtenerlos nuevamente de Él.
    12De esta forma el rey mismo y los que le acompañaban quedaron irados de la valentía del joven, como si no diera ninguna importancia a los tormentos.
    13Muerto éste, empezaron a torturar al cuarto aplicándole los mismos tormentos;
    14y cuando estaba en las últimas habló de este modo:
    —Es preferible morir a manos de los hombres con la esperanza que Dios da de ser resucitados de nuevo por Él; para ti, en cambio, no habrá resurrección a la vida.
  • Salmo Responsorial

    Salmo 124:2-5, 7-8

    2si el Señor no hubiera estado a favor nuestro
    cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
    3nos habrían tragado vivos
    en el ardor de su ira;
    4nos habrían arrastrado las aguas,
    el torrente nos habría sumergido;
    5nos habrían sumergido las aguas impetuosas.
    7Nuestra alma, como un pájaro,
    se escapó del lazo de los cazadores: el lazo se rompió y nosotros escapamos.
    8Nuestro auxilio es el Nombre del Señor,
    el que hizo cielo y tierra. 
  • Evangelio

    Mateo 5:1-12

    1Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos;
    2y abriendo su boca les enseñaba diciendo:
    3—Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el Reino de los Cielos.
    4»Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.
    5»Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra.
    6»Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque quedarán saciados.
    7»Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
    8»Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios.
    9»Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios.
    10»Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque suyo es el Reino de los Cielos.
    11»Bienaventurados cuando os injurien, os persigan y, mintiendo, digan contra vosotros todo tipo de maldad por mi causa.
    12Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo: de la misma manera persiguieron a los profetas de antes de vosotros.

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