Lecturas diarias: 575z6f
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Primera Lectura
2 Reyes 5:1-5 3x6k64
1Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era un hombre importante ante su señor, y muy respetado porque gracias a él el Señor había concedido la victoria a Siria. Este hombre, que era un valiente, padecía lepra.2Los sirios habían realizado una incursión, y habían traído a una muchacha jovencita de tierra de Israel, que había pasado al servicio de la mujer de Naamán.3Le dijo a su señora:
—Ojalá mi señor estuviera ante el profeta que hay en Samaría. Seguro que él lo curaría de la lepra.4Naamán fue y se lo contó a su señor diciendo:
—Esto y aquello ha dicho la muchacha procedente de Israel.5Contestó el rey de Siria:
—Anda, vete; yo enviaré cartas al rey de Israel. Partió llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez trajes. -
Salmo Responsorial
Salmo 42:2-3; 43:3-4
422Como ansía la cierva las corrientes de agua,
así te ansía mi alma, Dios mío.3Mi alma está sedienta de Dios, del Dios vivo.43
¿Cuándo podré ir a ver el rostro de Dios?3Envía tu luz y tu verdad;
que ellas me guíen y me conduzcan a tu monte santo, a tus moradas;4Y me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría y de mi gozo, y te alabaré con la cítara, ¡oh Dios, Dios mío! -
Evangelio
Lucas 4:24-30
24Y añadió:
—En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su tierra.25Os digo de verdad que muchas viudas había en Israel en tiempos de Elías, cuando durante tres años y seis meses se cerró el cielo y hubo gran hambre por toda la tierra;26y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.27Muchos leprosos había también en Israel en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, más que Naamán el Sirio.28Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira29y se levantaron, le echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta la cima del monte sobre el que estaba edificada su ciudad para despeñarle.30Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.